Un hombre de importancia capital en la vida de Chabuca Granda fue su padre, don Eduardo Granda y San Bartolomé, ingeniero de minas limeño. En palabras de la misma Chabuca, “un hombre a carta cabal”.
La canción idealiza a don Eduardo Granda a quien ella consideraba su “mejor y más grande amigo” Su partida impactó fuertemente en la compositora; al respecto decía Chabuca: “El marcó mi vida hasta los 43 años. Su súbita muerte me enseñó lo que era el dolor”. Su canción, sin embargo, sugiere mejores momentos; cuenta una sencillamente el encuentro de la pequeña Chabuca con su padre, desde cuando lo ve llegar, hasta cuando la lleva de paseo por patios, zaguanes y plazuelas… “Mi padre, don Eduardo Granda San Bartolomé, me enseñó (Lima) calle a calle… me enseñó a quererla y supe por él que cada casa no era un número, sino una familia”.
La canción es enormemente evocativa, canta a la Lima de comienzos del siglo XX, al barrio del Barranco, de grandes casonas de estilo francés (con inmensos portales y jardines); además, encierra otro mérito, el hecho de cantar a un varón, algo inusual en la música criolla hasta entonces.
1 comentario:
Genial!
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